7 de marzo de 2012

Celos buenos y celos malos… “Ciertamente la soberbia concebirá contienda; Mas con los avisados está la sabiduría” (Proverbios 13:10)


Entonces sus discípulos recordaron la profecía de las Escrituras que dice: “El celo por la casa de Dios me consumirá” (Juan 2:17 nueva traducción viviente)

Admitámoslo o no, los peores enemigos de la iglesia no están fuera sino dentro. Hay un virus que está marcando el estancamiento y debilitamiento de la iglesia. Tomando el concepto del apóstol Pablo de que la iglesia es un cuerpo, consideremos la vulnerabilidad de este organismo a sufrir de ataques internos que amenazan su salud y crecimiento. Hay una cantidad de situaciones indeseables que consumen tiempo y energía que bien pudieran estar usándose en la consumación de la misión redentora y se están usando para dirimir cuestiones intestinas de los líderes de la iglesia.

Lastimosamente en muchas congregaciones los llamados a servir, desarrollan un sentimiento de poder que degenera en confrontación con los pastores, y se gesta un ambiente indeseable para la vida de la iglesia. Cuando los Diáconos en virtud de apoyar al ministro andan cuestionándolo, los Síndicos se consideran mayordomos de los tesoros de la iglesia y las Juntas procuran detener todo proyecto que no esté de acuerdo a sus ideas; entonces padecen como dice el apóstol Pablo: “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia” (Romanos 10:2).

Muchos de estos líderes son personas bien intencionadas pero mal aconsejadas. Muchos son gente fiel, por lo que merecen crédito, pero carecen de sabiduría para ejercer saludablemente su posición en beneficio del cuerpo de Cristo. En la carta a los Gálatas el apóstol añade:”Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.” (Gálatas 4:17) Tristemente estos líderes politizan las posiciones y llegan a considerarse como electos a perpetuidad en detrimento de las oportunidades que deben tener otros miembros de la congregación. Este virus es contagioso y muy peligroso para la salud emocional y espiritual de la iglesia.

Mientras la iglesia se estanca en santas resoluciones, el mundo muere en sangrientas revoluciones. El celo por las cosas de Dios tiene su lugar: “Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:18-19) La visión de los lideres tienen que ser una misma, su pasión tiene que ser servir a Cristo sirviendo a los fieles. Esas reuniones infructuosas son evidencia de que los lideres no son espirituales: “porque aun sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos. Contiendas y disensiones. ¿No sois carnales. Y andáis como hombres? (1 Corintios 3:3) Cuestiones personales y académicas como lo son las administrativas; no debieran tener prioridad sobre la misión de la iglesia. Las almas son la prioridad no el edificio, las almas y no nuestras diferencias de opinión.

Mientras los movimientos al margen de la iglesia acrecientan sus filas y extienden sus dominios; la iglesia vegeta y se debilita a causa de la obsesión por el poder de unos y la lucha por destronarlo de otros. En ese juego se ofenden unos y se enervan otros; y el saldo es iglesias esqueléticas con un testimonio mediocre ante el mundo. “El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar” (Proverbios 18:19) Los pleitos en la iglesia datan desde sus comienzos en Jerusalén provocando el primer concilio en el año 50 “Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos,….(Hechos 15:2) Evidentemente todo comenzó con profundas diferencias y tremendas discusiones pero gracias a Dios prevaleció la sabiduría y no la soberbia. “Ciertamente la soberbia concebirá contienda; Mas con los avisados está la sabiduría” (Proverbios 13:10) Si los lideres y Pastores siguieren el plan trazado por el Espíritu Santo habría mayor comprensión y unidad de propósito que marcaria el avance de la iglesia.

El remedio a este mal esta sencillamente en sujetarse a La Palabra de Dios y no a tecnicismos institucionales que responden a los burócratas de la iglesia. Asi lo enseña el apóstol Pablo diciendo: Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias y malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad. Que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales” (1ra. Timoteo 6:3-5)

Nada mas con el testigo……

Jose D. Rivera Tormos ( D. Min.)

José Daniel Rivera Tormos, nació en San Juan, Puerto Rico donde curso su educación superior y sus primeros años de estudio teológico en el Seminario Evangélico de Puerto Rico,

Terminó su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Nueva York y su Doctorado en Ministerio en el Centro de Estudios Teológicos del Sur de La Florida.

Sirvió como Pastor en Puerto Rico, Nueva York y La Florida y se acogió a la jubilación en Julio del 2007 después de celebrar sus 50 años de ministerio pastoral.

Ha servido además como Maestro en el Seminario Teológico de Nueva York, y como escritor de lecciones bíblicas por varios años con Editorial Senda de Vida. Sus escritos han sido publicados por La Biblia en América Latina, Puerto Rico Evangélico, El Intérprete y otras.

Actualmente sirve como Director de Desarrollo de Líderes en la Iglesia Bautista Hispana de Hickory Grove en Carolina del Norte y como orientador de Matrimonio y familia. Es autor del libro “ Tu Vara y Tu Cayado” una exposición inspiracional del Salmo 23:

Vive en Charlotte Carolina del Norte junto a su esposa Carmen con quien ha compartido una jornada de más de treinta años.
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Fuente: Cristianos.com
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