Las visiones y misiones en sus inicios se sustentan con Dios mismo y su Espíritu Santo. Pero, .....
16 de abril de 2019
LOS "CRISTIANOS ALEMANES" ... VICTIMAS DE LAS FALSAS APARIENCIAS.
Quinto
artículo de una serie sobre un tema que preocupa al autor: el papel de la
Iglesia cristiana ante la deriva de una parte de la sociedad hacia un
neofascismo.
El Pastor Luterano Martín Niemöller
Las
falsas apariencias no solamente son engañosas sino que, una vez has caído en la
trampa, no puedes corregir las consecuencias de tus decisiones.
Las
falsas apariencias suelen tener inicialmente tan buena acogida porque hay gente
que encuentra en ellas respuestas a los deseos más íntimos de su corazón.
Niemöller
fue uno de los muchos pastores que, de buena fe, creyó que la victoria política
del nazismo produciría un avivamiento espiritual en Alemania por el que había
estado orando durante tantos años.
Sin
embargo, hay que tener en cuenta que la mayoría de los grandes desastres que la
humanidad se ha infringido a si misma se han sustentado en falsas apariencias.
Una de
las víctimas de estas falsas apariencias fue el pastor luterano Martín
Niemöller.
Niemöller
fue uno de los muchos pastores que, de buena fe, creyó que la victoria política
del nazismo produciría un avivamiento espiritual en Alemania por el que había
estado orando durante tantos años.
No
pasó mucho tiempo en pasar del entusiasmo a sentirse engañado. Ese desengaño lo
volvió contra Hitler.
Cuando
todavía no se había desengañado del todo, Niemöller fue uno de los pastores que
impulsó “La Liga de emergencia” (recordemos que esta liga se fundó en 1933 como
una declaración contra los “Cristianos alemanes”, partidarios del régimen nazi,
a la que se adhirieron más de 6.000 pastores).
Bonhoeffer
lo veía de otra manera. Se refirió a Niemöller en términos muy duros. Llegó a
decir: “los ingenuos y soñadores idealistas como Niemöller siguen pensando que
son los verdaderos nacionalsocialistas y, quizás, sea la benevolente
providencia la que los mantiene bajo el hechizo de esta falsa ilusión”.
Los
alemanes se sentían heridos por el trato humillante de que habían sido objeto
tras su derrota en la Primera Guerra Mundial. La mayoría de alemanes no
solamente veía a las naciones vencedoras como países extractivos sino que para
ellos la “Liga de las Naciones” (la antecesora de la actual Naciones Unidas)
era un fiel vasallo de los vencedores.
Esa
fue la razón por la que junto a miles de alemanes, Niemöller se sintió
reconfortado cuando Hitler anunció que Alemania se retiraría de la “Liga de las
Naciones”.
Tal
fue su entusiasmo que en nombre de “La Liga de emergencia” envió un telegrama a
Hitler felicitándole por su decisión. No se limitó a felicitarle sino que además
le juró lealtad, tanto personal como en nombre de todos los pastores que
representaba: finalmente Alemania estaba poniendo las cosas en su sitio a nivel
mundial y los alemanes se sentían orgullosos de sus dirigentes políticos.
Así
opinaba Niemöller, cuya voz representaba a miles de alemanes.
No
todo el mundo veía las cosas de la misma manera dentro de la cristiandad.
Bonhoeffer, junto con otros muchos pastores, se sintieron descorazonados por la
posición que Niemöller estaba tomando frente al régimen nazi. No se daba cuenta
de lo que había detrás.
Niemöller
todavía diferenciaba su empeño de desbancar de su puesto al Obispo Müller,
representante de “Los Cristianos Alemanes”, de la necesidad de oponerse
abiertamente al régimen fascista.
Bonhoeffer
lo veía de otra manera. Se refirió a Niemöller en términos muy duros. Llegó a
decir: “los ingenuos y soñadores idealistas como Niemöller siguen pensando que
son los verdaderos nacionalsocialistas y, quizás, sea la benevolente
providencia la que los mantiene bajo el hechizo de esta falsa ilusión”.
Niemöller
era, en ese momento, el pastor más pronazi de la Iglesia Confesante pero eso no
le impedía tomar distancias del régimen e incluso bromear sobre los
acontecimientos del momento. Lo que no sabía Niemöller era que su teléfono
estaba intervenido y que sus comentarios sarcásticos llegaban hasta los oídos
del mismísimo Hitler.
Las
falsas apariencias habían engañado y hechizado a muchos.
A
pesar de estas contradicciones internas, la oposición de la Iglesia Confesante
al régimen nazi continuó.
A fin
de lograr su propósito, un grupo de destacados pastores logró entrevistarse con
Hitler el 25 de enero de 1934. Todos esperaban que, como consecuencia de su
encuentro, Hitler desautorizaría al Obispo Müller. Sin embargo, el resultado
fue exactamente contrario a lo que habían pretendido, y todavía mucho peor. El
pastor Martín Niemöller fue quien se llevó la peor parte.
Niemöller
era, en ese momento, el pastor más pronazi de la Iglesia Confesante pero eso no
le impedía tomar distancias del régimen e incluso bromear sobre los
acontecimientos del momento. Lo que no sabía Niemöller era que su teléfono
estaba intervenido y que sus comentarios sarcásticos llegaban hasta los oídos
del mismísimo Hitler.
El
Führer tuvo muy presentes los sarcasmos de Niemöller a lo largo de toda la
entrevista manifestando abiertamente su enfado y su animadversión.
Tratando
de calmar la dureza de las palabras que Hitler les estaba dirigiendo, Niemöller
le abrió su corazón y le dijo: “Pero si todos estamos entusiasmados con el
Tercer Reich”. A lo que el Führer le replicó, entre otras cosas: “Ustedes
limítense a ocuparse de sus sermones”.
En ese
momento algo se rompió en el interior de Niemöller.
Niemöller
se dio cuenta que había estado creyendo en una falsa apariencia.
Ese
desengaño le llevó a ser uno de los impulsores de la Iglesia Confesante. Su
compromiso le llevó a encargar al mismísimo Bonhoeffer la puesta en marcha y la
dirección de un Seminario Pastoral del Sínodo de la Iglesia Confesante.
Lo más
importante de la entrevista, y el resultado de la misma, no fue que el Obispo
Müller había salido indemne de la ofensiva que la Iglesia Confesante había
lanzado contra él, sino que el pastor Martín Niemöller se dio cuenta que había
estado creyendo en una falsa apariencia.
Ese
desengaño le llevó a ser uno de los impulsores de la Iglesia Confesante. Su
compromiso le llevó a encargar al mismísimo Bonhoeffer la puesta en marcha y la
dirección de un Seminario Pastoral del Sínodo de la Iglesia Confesante. Cuando
en la primavera del año 1936 la Iglesia Confesante preparó un documento
dirigido a Hitler, en el que se criticaba deliberadamente la política del
régimen nazi contra los judíos, a Niemöller no le faltó valor para ser uno de
los firmantes de la protesta.
Tanta
oposición fue contrarrestada por el régimen.
En el
año 1937 los nazis pasaron a la acción contra la Iglesia Confesante. Entre
pastores y laicos destacados de dicha Iglesia ese año fueron arrestadas más de
800 personas.
El
domingo 27 de junio de 1937 el pastor Martín Niemöller predicó públicamente por
última vez. El jueves de esa misma semana fue arrestado. De su último sermón
cabe destacar las siguientes palabras: “No estamos dispuestos a guardar
silencio a instancias del hombre cuando Dios nos ordena hablar”.
Tuvo
que pagar un precio muy alto por sus palabras y por su compromiso cristiano.
Tuvo
que pagar un precio muy alto por sus palabras y por su compromiso cristiano.
El
pastor Martín Niemöller estuvo ocho años en campos de concentración bajo el
honor de ser “prisionero personal de Adolfo Hitler”
El
pastor Martín Niemöller estuvo ocho años en campos de concentración bajo el
honor de ser “prisionero personal de Adolfo Hitler”.
Niemöller
escribió los siguientes versos que muchos atribuyen, sin razón, a otros
autores:
"Primero
vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,
porque
no era socialista.
Luego
vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque
no era sindicalista.
Luego
vinieron por los judíos, y yo no dije nada,
porque
no era judío.
Luego
vinieron a por mí
y, en
ese momento, no quedaba nadie que dijera nada".
GUILLEM
Autor:
Guillem Correa Caballé
©
2019. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y
citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los
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