Las visiones y misiones en sus inicios se sustentan con Dios mismo y su Espíritu Santo. Pero, .....
27 de noviembre de 2012
Sea un padre equilibrado para criar a sus hijos.
La sensación de que era un fracasado lo acompañó siempre,
incluso el día que se recibió de médico en la Universidad, con notas muy altas
y una tesis laureada. Los aplausos no se hicieron esperar cuando el Decano
resaltó su brillantez y la confianza que tenían, de que fuera un excelente
profesional al servicio de la sociedad.
Él se limitó a mirarlo, luego a sus padres, y murmuró por lo
bajo, con esa íntima convicción: "De nada servirá; soy un fracasado".
Como en una película underground, las imágenes se
superpusieron una a otra en su mente, y lo llevaron a la infancia, cuando su
padre le hacía sentir mal frente a los avances de su hermano mayor: "Él
será alguien en esta vida. Mírate tú, por todo lloras, te quejas y vas tras las
faldas de tu madre. No servirás para nada".
Palabras duras, fuertes, demoledoras. Rondaban su cabeza una
y otra vez. Y el íntimo convencimiento de que no alcanzaría jamás nada bueno.
Esa frustración, que no lo dejaba en paz como la sombra que
nos persigue y de la que somos conscientes cuando tenemos detrás el sol
abrazador o una lámpara en la noche, lo acompañó en la secundaria y fue su más
poderosa obsesión al iniciar la universidad.
--No le prestes atención a tu padre. Lo conoces: es duro en
el hablar, pero muy dentro de su corazón te ama--, le decía Laura, su madre,
para consolarle.
Pero era un paliativo a la difícil realidad. Era evidente
que su progenitor prefería ir los domingos en la tarde a ver fútbol con su
hermano mayor. Y aunque a él no le gustaba ese deporte, hubiera dado todo para
estar juntos. Pero ni por equivocación le invitaban.
Los escasos momentos que pasaban en familia, se convertían
en escenario propicio para que se relevaran los avances de Carlos. "Es un
muchacho inteligente, vivaz, dispuesto a grandes cosas", le decía su
padre. "A ver si le aprendes, y haces lo mismo…", dirigiéndose a él.
Frustración, rabia, resentimiento. Una amalgama de
sentimientos que llevó siempre consigo y que vinieron a su mente el día que se
estaba graduando como médico. Tardó mucho para superar la situación, y sólo
cuando tuvo un encuentro personal con el Señor Jesucristo, pudo experimentar
libertad y dar pasos firmes para perdonar a su padre y a su hermano mayor. Las
preferencias por él siempre le habían causado dolor, y sólo fue con la ayuda
divina que logró sobreponerse a la situación…
Las graves consecuencias de preferir un hijo sobre otro
La inclinación preferencial por uno de los hijos no es un
fenómeno nuevo. Es tan antigua como el fuego. Precisamente en el libro del
Génesis encontramos un caso que ilustra esta situación y que nos llevará a
pensar en las consecuencias que desencadena esta actitud: "Esaú llegó a
ser un buen cazador, y le encantaba estar en el campo. Por eso Isaac lo quería
más. Jacob, en cambio, era muy tranquilo y prefería quedarse en casa, por eso
Rebeca lo quería más que a Esaú"(Génesis 25: 27, 28. Traducción en
Lenguaje Actual)
Los pequeños perciben los favoritismos y se va anidando en
sus corazoncitos un comportamiento de rechazo y a la vez, el deseo de llamar la
atención. Esa es la razón por la que apreciamos niños con comportamientos sin
aparente explicación, demasiado inquietos y hasta destructivos. Es su forma de
decirle a uno de sus progenitores: "Miren, aquí estoy. Yo también soy
importante".
Se propician al interior de las relaciones entre hermanos,
rivalidad, agresividad, retraimiento en quien se siente marginado, disminución
en el rendimiento de su escolaridad, y coinciden los especialistas en que es
probable que se encierre en una enorme burbuja de mutismo e individualismo,
como mecanismo para sentirse protegidos frente al rechazo.
La Biblia relata que Esaú desarrollo resentimiento hacia su
hermano: "Esaú odiaba a Jacob por haberle quitado la bendición de su
padre, y tenía planes de matarle tan pronto como su padre
muriera."(Génesis 27:41), como consecuencia del favoritismo que se estaba
dando en el hogar.
Un amor equilibrado
La inclinación hacia uno de nuestros hijos se genera a raíz
de la identificación que podemos tener con los pensamientos y acciones de
alguno en particular. Puede que se trate de un chico meloso, y eso nos agrada.
O nos retrotraemos a la infancia y pensamos que así éramos nosotros, lo que
alimenta el favoritismo. ¡Tremendo error! El amor que les prodigamos debe ser
equilibrado.
El apóstol abordó el tema de las relaciones intrafamiliares,
entre las que se cuenta por supuesto el trato y formación para con nuestros
hijos, cuando escribió: "Quien no cuida de sus parientes, y especialmente
de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que
quien nunca ha creído en Dios"(1 Timoteo 5:8. Traducción en Lenguaje
Actual)
Insiste el apóstol en la necesidad e importancia de
tratarlos equilibradamente, en darles amor pero a la vez, educación y
disciplina: "Más bien edúquenlos y denles enseñanzas
cristianas."(Efesios 6:4. Traducción en Lenguaje Actual)
Sus hijos son valiosos e importantes por igual. Dan afecto
en la medida que lo reciben. Si en su infancia y período de adolescencia son
blancos de las preferencias y el rechazo, su corazón se irá llenando de
resentimiento, dolor y un comportamiento que no será sano en la familia, porque
dejará aflorar la tristeza que hay en su corazón como consecuencia de los
favoritismos.
Es importante que examine su existencia. ¿Está cometiendo
errores en la calidad y forma de expresar el amor a sus hijos? Es hora de que
evalúe la situación con honestidad, y aplique correctivos.
En ese proceso es
importante que le dé el primer lugar al Señor Jesucristo en su vida y en su
hogar. Él le ayudará a ser el esposo y padre apropiado. Recuerde que: "El
hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo"(Proverbios 16:9.
Traducción en Lenguaje Actual)
Jamás olvide que es tiempo de cambio. Que todavía hay
oportunidad. Basta que se decida y le abra el corazón al obrar del Señor. Puedo
asegurarle que jamás se arrepentirá…
Por Fernando Alexis Jiménez
...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario