Las visiones y misiones en sus inicios se sustentan con Dios mismo y su Espíritu Santo. Pero, .....
3 de agosto de 2012
SEXUALIDAD: Como jóvenes cristianos, estamos frente a un tremendo desafío: amar a Dios y a nuestros propios futuros más que lo que nos gritan desde el costado.
Los chicos, jóvenes y adolescentes, se encuentran frente a un problema
importante cuando se ponen de novios: como llevar adelante un noviazgo en
santidad, en un mundo hipersexualizado. Nos damos cuenta que cualquier palabra,
cualquier conversación, cualquier gesto es abordado e interpretado desde una
perspectiva sexual y sensual.
Formamos parte de una cultura en la que se ha cosificado a la mujer, desde
los medios masivos de comunicación ya no se retrata a la mujer como una persona,
como una profesional, como alguien con mucho potencial, sino como un objeto
sexual.
El noviazgo clásico de la sociedad de hoy, totalmente errado en su
desarrollo, indica lo siguiente: salir seriamente dos o tres veces, acostarse y
mantener relaciones sexuales a la tercera o cuarta salida, y proyectar cosas
juntos (proyectos que en la mayoría de los casos se desmoronan fácilmente,
debido a la tremenda velocidad con la que llevan adelante la relación).
En la mayoría de los casos, los jóvenes quedan profundamente lastimados, se
producen tremendas heridas interiores, soledades muy profundas, y la típica
generalización cuando la relación se frustra: todos son iguales, todas son
iguales.
Los modelos, referentes, ídolos juveniles, no pueden llegar a ser tales si no
promueven una vida desenfrenada, si no incitan a una sexualidad irresponsable,
eso siempre sin mostrar las consecuencias. Sin hablar de las enfermedades
venéreas ni mostrar los abortos o violaciones. Sin mostrar los embarazados no
deseados. Sin mostrar las frustraciones provocadas por el ritmo híper
vertiginoso en el que se envuelve a los jóvenes y adolescentes. Sin mostrar las
etapas que fueron quemadas.
Como jóvenes cristianos, estamos frente a un tremendo desafío: amar a Dios y
a nuestros propios futuros más que lo que nos gritan desde el
costado.
Demostrar que tenemos valores más altos que una relación sexual de
cinco minutos o la irresponsabilidad de no planificar. Los varones tenemos el
alto desafío de no comprar la mentira de la mujer como objeto sexual. Y las
chicas, el alto desafío de valorarse, de amarse, de cuidarse. En todo esta, esta
implícito que amamos al otro ser humano, como a nosotros mismos. Y cuidamos el
futuro del otro ser humano, así como cuidamos el nuestro.
Enviado por Martín Carrasco, Pastor de Jóvenes
Fuente: Poder y Gloria.
.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario