Se
debe dar testimonio del aspecto de la verdad relacionada con la encarnación de
Dios
El
Señor Jesús mismo profetizó que Dios se encarnaría en los últimos días y
aparecería como el Hijo del Hombre para llevar a cabo Su obra.
Versículo(s)
bíblico(s) para referencia:
“Vosotros
también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no
esperéis” (Lucas 12:40).
“Porque
como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el
otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es
necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas
17:24-25).
“Pero
a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.’”
(Mateo 25:6).
“He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
“He
aquí, vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas, no sea
que ande desnudo y vean su vergüenza” (Apocalipsis 16:15).
“Y me
volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete
candelabros de oro; y en medio de los
candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que
le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la
blanca lana, como la nieve; sus ojos eran como llama de fuego; sus pies
semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su
voz como el ruido de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas, y
de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol
cuando brilla con toda su fuerza” (Apocalipsis 1:12-16).
Palabras
relevantes de Dios:
Jesús
dijo que Él llegaría tal como se fue, pero ¿conoces el verdadero significado de
Sus palabras? ¿Pudo realmente habéroslo dicho? Sólo sabes que Él llegará tal
como se fue en una nube, pero ¿sabes exactamente cómo hace Su obra Dios mismo?
Si fueras verdaderamente capaz de ver, ¿cómo deben explicarse las palabras de
Jesús? Él dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en los últimos días, Él mismo
no sabrá, los ángeles no sabrán, los mensajeros en el cielo no sabrán, y las
personas no sabrán. Sólo el Padre sabrá, esto es, sólo el Espíritu sabrá”. Si
eres capaz de saber y ver, ¿no son entonces vacías estas palabras? Ni siquiera
el propio Hijo del Hombre sabe, ¿y tú eres capaz de ver y saber? Si tú has
visto con tus propios ojos, ¿no se dijeron en vano esas palabras? ¿Y qué dijo
Jesús en ese momento? “Pero ningún hombre sabe la hora ni el día, ni los
ángeles del cielo, sino sólo mi Padre. Pero como fue en los días de Noé, así
será la venida del Hijo del Hombre.…
Entonces, vosotros también debéis estar
listos porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo penséis.” Cuando
llegue ese día, el Hijo del Hombre no lo sabrá. El Hijo del Hombre se refiere a
la carne encarnada de Dios, que será una persona normal y ordinaria. Incluso Él
mismo no lo sabrá, ¿cómo podrías saberlo tú entonces?
de ‘La
visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Están
los que afirman que Dios mismo dijo que vendría en una nube. Es verdad que lo
dijo, ¿pero sabes que los misterios de Dios son insondables para el hombre?
¿Sabes que el hombre no puede explicar las palabras de Dios? ¿Estás tan seguro
de que fuiste ilustrado e iluminado por el Espíritu Santo? ¿Te lo mostró el
Espíritu Santo de un modo tan directo? ¿Son estas las directrices del Espíritu
Santo o son tus conceptos? Afirmó: “Esto fue dicho por Dios mismo”. Pero no
podemos usar nuestros propios conceptos y mente para medir las palabras de
Dios. En cuanto a las palabras de Isaías, ¿puedes explicarlas con completa
confianza? ¿Te atreves a explicarlas? Como no te atreves a explicar las
palabras de Isaías, ¿por qué osas hacerlo con las de Jesús? ¿Quién es más
exaltado, Jesús o Isaías? Dado que la respuesta es Jesús, ¿por qué explicas las
palabras pronunciadas por Él? ¿Te hablaría Dios de antemano sobre Su obra?
Ninguna criatura puede saberlo; ni los mensajeros del cielo ni el Hijo del Hombre,
¿cómo lo ibas a saber tú?
de ‘La
visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
“El
que puede oír, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”… Hay muchos
hombres absurdos que creen que las palabras del Espíritu Santo deberían
descender de los cielos a los oídos del hombre. Cualquiera que piense de esta
forma no conoce la obra de Dios. En verdad, las declaraciones habladas por el
Espíritu Santo son las habladas por Dios hecho carne. El Espíritu Santo no
puede hablar directamente al hombre, y Jehová tampoco lo hizo, ni siquiera en
la Era de la Ley. ¿No sería bastante menos probable que lo hiciera en esta era
actual? Para que Dios haga declaraciones para llevar a cabo la obra, debe
hacerse carne, o de lo contrario Su obra no conseguirá Su objetivo. Los que
rechazan a Dios hecho carne son los que no conocen el Espíritu ni los
principios por los que Dios obra.
de
‘¿Cómo puede el hombre que ha definido a Dios en sus conceptos recibir Sus
revelaciones?’ en “La Palabra manifestada en carne”
Por
miles de años, el hombre ha anhelado poder ver la llegada del Salvador, el
hombre ha anhelado ver a Jesús el Salvador sobre una nube blanca cuando
desciende en persona, en medio de aquellos que lo han añorado y extrañado
durante miles de años. El hombre ha anhelado que el Salvador regrese y se reúna
con el pueblo, esto es, que vuelva al pueblo del que ha estado separado durante
miles de años. Y el hombre espera que Él lleve a cabo de nuevo la obra de
redención que realizó entre los judíos, que sea compasivo y amoroso con los
hombres, perdone sus pecados, cargue con ellos, e incluso con todas las
transgresiones del hombre, y libere a este del pecado. Anhelan que Jesús el
Salvador sea el mismo que antes, un Salvador que sea adorable, afable y venerable,
que nunca esté airado con el hombre, ni le haga reproches. Este Salvador
perdona y carga con todos los pecados del hombre, e incluso muere en la cruz
una vez más por él. Desde que Jesús partió, los discípulos que lo siguieron, y
todos los santos que se salvaron gracias a Su nombre, lo han estado añorando
desesperadamente y esperándolo.
Todos aquellos que fueron salvados por la
gracia de Jesucristo durante la Era de la Gracia han estado anhelando ese día
gozoso durante los últimos días, cuando Jesús el Salvador llegue en una nube
blanca y aparezca entre los hombres. Por supuesto, este también es el deseo
colectivo de todos aquellos que aceptan el nombre de Jesús el Salvador hoy. A
lo largo del universo, todos aquellos que saben de la salvación de Jesús el
Salvador han anhelado desesperadamente la llegada repentina de Jesucristo, para
cumplir las palabras de Jesús cuando estaba en la tierra: “llegaré tal como
partí”. El hombre cree que, después de la crucifixión y la resurrección, Jesús
volvió al cielo sobre una nube blanca, y tomó Su lugar a la diestra del
Altísimo. De forma parecida, el hombre concibe que Jesús descenderá, de nuevo
sobre una nube blanca (esta nube hace referencia a la nube sobre la que Jesús
cabalgó cuando volvió al cielo), en medio de aquellos que lo han anhelado
desesperadamente durante miles de años, y que llevará la imagen y las
vestiduras de los judíos. Después de aparecerse al hombre, le concederá comida,
y hará que el agua de vida brote para él, y vivirá en medio de él, lleno de gracia
y amor, vivo y real. Y así sucesivamente.
Pero Jesús el Salvador no hizo esto;
hizo lo contrario de lo que el hombre concibió. No llegó en medio de los que
habían anhelado Su retorno, y no apareció a todos los hombres mientras
cabalgaba sobre la nube blanca. Él ya ha llegado, pero el hombre no lo conoce,
y sigue ignorando Su llegada. El hombre solamente está esperándolo sin
propósito, sin saber que Él ya ha descendido sobre una nube blanca (la nube que
es Su Espíritu, Sus palabras, todo Su carácter y todo lo que Él es), y está
ahora entre un grupo de vencedores que formará durante los últimos días. El
hombre no sabe esto: Aunque el santo Salvador Jesús está lleno de afecto y amor
hacia el hombre, ¿cómo podía obrar en “templos” habitados por la inmundicia y
espíritus inmundos? Aunque el hombre ha estado esperando Su llegada, ¿cómo
podía aparecerse a aquellos que comían la carne de los injustos, bebían la
sangre de los injustos, vestían las ropas de los injustos, que creen en Él pero
no lo conocen, y que constantemente lo chantajean? El hombre solo sabe que
Jesús el Salvador está lleno de amor y compasión, y es la ofrenda por el pecado
llena de redención. Sin embargo, no tiene ni idea de que es Dios mismo, que
está rebosando justicia, majestad, ira, y juicio, y posee autoridad y está
lleno de dignidad. Así pues, aunque el hombre anhela con impaciencia y ansía el
retorno del Redentor, e incluso el cielo se conmueve con las oraciones del
hombre, Jesús el Salvador no se aparece a aquellos que creen en Él pero no lo
conocen.
de ‘El
Salvador ya ha regresado en una “nube blanca”’ en “La Palabra manifestada en
carne”
Dios
guarda silencio y nunca se nos ha aparecido, sin embargo, Su obra nunca se ha
detenido. Ve todas las tierras y manda a todas las cosas y contempla todas las
palabras y obras del hombre. Su gestión es conducida por pasos, y de acuerdo a
Su plan. Este avanza en silencio, sin un efecto dramático, pero Sus pisadas
avanzan cada vez más cerca de la humanidad, y Su tribunal se despliega en el
universo a la velocidad de la luz, inmediatamente seguido por el descenso de Su
trono entre nosotros. ¡Qué escena tan majestuosa es esta; qué cuadro tan
imponente y solemne! Como una paloma, como un león rugiente, el Espíritu llega
entre todos nosotros. Es sabio, es justo y majestuoso; Él llega entre nosotros
en silencio, dueño de la autoridad y lleno de amor y compasión. Nadie está
consciente de Su llegada, nadie acoge Su llegada y, más aún, nadie sabe todo lo
que va a hacer. La vida del hombre sigue sin cambios; su corazón no es
diferente y los días transcurren como siempre. Dios vive entre nosotros como
una persona ordinaria, como un seguidor tremendamente insignificante y un
creyente ordinario. Él tiene Sus propias búsquedas, Sus propias metas y,
además, tiene una divinidad que ningún hombre ordinario posee. Nadie se ha dado
cuenta de la existencia de Su divinidad, ni nadie ha percibido la diferencia
entre Su esencia y la del hombre. Vivimos junto con Él, sin restricciones y sin
temor, porque lo vemos como nada más que un creyente insignificante.
de
‘Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo’ en “La Palabra
manifestada en carne”
Las
personas que no aceptan la verdad, pero que esperan ciegamente la llegada de
Jesús sobre nubes blancas, blasfemarán sin duda contra el Espíritu Santo, y son
la raza que será destruida. Deseáis simplemente la gracia de Jesús, y solo
queréis disfrutar el gozoso reino del cielo, pero nunca habéis obedecido Sus
palabras ni habéis recibido la verdad expresada por Él cuando vuelva a la
carne. ¿Qué ofreceréis a cambio de la realidad del regreso de Jesús sobre una
nube blanca? ¿La sinceridad con la que cometéis repetidamente pecados, y
después los confesáis, una y otra vez? ¿Qué ofreceréis en sacrificio a Jesús,
que vuelve sobre una nube blanca? ¿Los años de obra con los que os exaltáis a
vosotros mismos? ¿Qué ofreceréis para hacer que el Jesús retornado confíe en
vosotros? ¿Vuestra naturaleza arrogante, que no obedece a ninguna verdad?
de
‘Cuando veas el cuerpo espiritual de Jesús será cuando Dios haya hecho de nuevo
el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”
Os digo,
aquellos que creen en Dios por las señales son sin duda la categoría que
sufrirá la destrucción. Los que son incapaces de aceptar las palabras de Jesús,
que ha vuelto a la carne, son sin duda la progenie del infierno, los
descendientes del arcángel, la categoría que será sometida a la destrucción
eterna. Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero sigo
queriendo decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que,
cuando veáis a éste descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros
propios ojos, ésta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será
un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el
que veas a Jesús descendiendo del cielo es también el momento en el que irás al
infierno a ser castigado. Ese momento anunciará el final del plan de gestión de
Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque
Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo esté
la expresión de la verdad.
Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales,
y por tanto hayan sido purificados, habrán retornado delante del trono de Dios
y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia
de que “El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo” se
verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe
señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta
el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con
ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca. Son demasiado
tozudos, confían demasiado en sí mismos, son demasiado arrogantes. ¿Cómo puede
recompensar Jesús a semejantes degenerados? El regreso de Jesús es una gran
salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que
son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestra
propia senda, y no blasfemar contra el Espíritu Santo y rechazar la verdad. No
debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la
dirección del Espíritu Santo, anhela y busca la verdad; sólo así os
beneficiaréis.
de
‘Cuando veas el cuerpo espiritual de Jesús será cuando Dios haya hecho de nuevo
el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”
Mi
esperanza es que los hermanos y hermanas, que buscan la aparición de Dios, no
repitan la tragedia histórica. No debéis convertiros en los fariseos de los
tiempos modernos y clavar a Dios de nuevo en la cruz. Deberíais considerar
cuidadosamente cómo dar la bienvenida al retorno de Dios, y tener una mente
clara acerca de cómo ser alguien que se somete a la verdad. Esta es la
responsabilidad de todo aquel que está esperando que Jesús vuelva con las
nubes. Deberíamos frotarnos nuestros ojos espirituales, y no caer presas de las
palabras llenas de ilusiones. Deberíamos pensar en la obra actual de Dios, y
echar un vistazo a Su lado práctico. No os dejéis llevar por las fantasías ni
os perdáis en ilusiones buscando siempre el día en que el Señor Jesús descienda
repentinamente sobre vosotros en una nube para llevaros a vosotros que nunca lo
habéis conocido o visto, y que no sabéis cómo hacer Su voluntad.
¡Es mejor
pensar en asuntos prácticos!
de
‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”
Gentileza:
kingdom salvation org.
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